Hacer nuestros hogares menos dependientes energéticamente, sin que afecte al confort térmico necesario para hacer frente a los meses de invierno, puede estar al alcance de nuestra mano poniendo en práctica algunos sencillos consejos.
La Plataforma Passivhaus, asociación sin ánimo de lucro que engloba a profesionales, empresas y expertos en el campo de la eficiencia energética en la edificación, haciéndose eco de la campaña ‘Eficiencia energética ahora’ de la International Passive House Association (iPHA) en colaboración con el estado federado de Hesse (Alemania), recomienda seguir unas sencillas instrucciones que podemos llevar a cabo nosotros mismos, sin necesidad de hacer obras y que amortizaremos rápidamente.
No obstante, debemos ser conscientes que se trata de pequeñas actuaciones de mejora, para realizar de manera inmediata y sin necesidad de mano de obra especializada, pero si se pretende alcanzar unos altos ahorros energéticos, y mejorar el confort y la salubridad de nuestra vivienda, la mejor opción será siempre realizar una rehabilitación profunda y coherente, que culmine en una certificación de rehabilitación EnerPhit.
Cinco actuaciones que podemos poner en práctica nosotros mismos para mejorar el confort y empezar a conseguir ahorro energético son las siguientes:
1.- Aislar el cajón de la persiana. Las cajas de las persianas enrollables suelen ser uno de los puntos débiles a la hora de proteger nuestras casas frente al frío, ya que apenas separan nuestra vivienda del frío del exterior, y favorecen las corrientes de aire. En estos elementos se puede ahorrar de forma rápida, sencilla y económica: colocando un panel aislante y utilizando cintas herméticas. El ahorro energético que alcancemos dependerá del tamaño del cajón, de los materiales aislantes utilizados y de su espesor.
2.-Mejorar el acristalamiento con láminas aislantes. Las ventanas suelen tener las mayores pérdidas de calor de toda la casa. Es evidente que a través de ventanas antiguas con acristalamiento sencillo se pierde una enorme cantidad de calor, pero incluso teniendo doble acristalamiento (sin un revestimiento especial) es también posible ahorrar mucha energía y, por tanto, dinero.
Una forma de conseguirlo es creando un volumen de aire adicional colocando delante del cristal una lámina aislante que puede comprarse en cualquier tienda de bricolaje y cuya instalación, con cinta de doble cara, es sencilla y económica.
3.- Aislar los nichos de los radiadores. También es posible ahorrar de forma rápida mucha energía y dinero colocando una lámina termoaislante en la pared que hay justo detrás de los radiadores que, en muchas ocasiones, están empotrados en huecos donde la pared que nos separa del exterior es de menor espesor. Para aislar el radiador, podemos utilizar láminas de aluminio a modo de revestimiento. En el caso de una pared sin aislar en un edificio antiguo la pérdida de calor disminuye aproximadamente un 40%.
4.- Aislar las tuberías calientes. Si tenemos tuberías a la vista por las que circula, por ejemplo, agua caliente, lo mejor es aislarlas para no perder calor. Vale la pena aislar cualquier conducto que se sienta tibio o caliente. Puede comprarse aislamiento para tuberías en cualquier tienda de bricolaje o por internet: puede ser un aislamiento de polietileno (PE), que es barato y fácil de trabajar, pero también se puede utilizar aislamiento de fibra mineral con una lámina de papel de aluminio.
El aislamiento debe ser lo más grueso posible, y es importante sellar después todas las conexiones de forma hermética para que no pase aire caliente entre el aislamiento y la tubería. El ahorro dependerá del grosor del aislamiento de las tuberías, de la diferencia de temperatura entre la tubería y el aire y, por supuesto, de cuántos metros se aíslen.
5.- Reducir la temperatura ambiente. Sin duda, la forma más sencilla de consumir menos energía en calefacción es mantener una temperatura ambiente más baja, lo que puede hacerse sin una pérdida significativa de comodidad. Por ejemplo, bajando dos grados la temperatura en un edificio antiguo, pueden ahorrarse casi 50 kilovatios hora (kWh) por metro cuadrado de superficie habitable. También es una opción apagar la calefacción por completo en aquellas habitaciones que no se estén utilizando.
Por otro lado, contar con válvulas termostáticas programables es muy útil, sobre todo si además pueden aprender rutinas, como la de bajar de forma automática la calefacción cuando se abre una ventana o activarla al detectar que hemos vuelto a casa porque nuestro smartphone se ha conectado a la red Wifi.
A menudo se plantea la pregunta de si sirve de algo apagar la calefacción por la noche, dado que a la mañana siguiente se necesita más energía para volver a calentar la habitación. Y la respuesta es que sí que sirve: volver a calentar la estancia siempre requiere menos energía que la calefacción sin interrupción.
Por último, especialmente en habitaciones sin calefacción, debe asegurarse una ventilación suficiente. De lo contrario, puede crecer moho, sobre todo en las esquinas. El aire frío puede absorber mucha menos humedad. Lo mejor, por supuesto, es contar con un buen aislamiento térmico en todas partes y un sistema de ventilación.
“Son pequeñas medidas que pueden ayudar algo a mejorar el confort térmico y a reducir la factura energética, si bien para alcanzar un confort total y el máximo ahorro sería necesario realizar una reforma integral Enerphit que posibilite la certificación Passivhaus, garantía de alta eficiencia energética. En la Plataforma Passivhaus estamos decididos a luchar contra la hipoteca energética de los hogares, manteniendo nuestro compromiso con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente”, comenta Arturo Andrés Jiménez, presidente de la Plataforma Passivhaus.
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