El ruido ambiental es uno de los principales problemas de salud pública según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La exposición continuada a niveles de ruido ambiental por encima de sus recomendaciones no solo causa molestias y dificultades de concentración, también causa estrés, alteraciones del sueño, y puede llegar a causar efectos metabólicos y enfermedad cardiovascular.
El ruido en el entorno construido proviene de diversas fuentes, como infraestructuras de transportes (tráfico, aviones y trenes mayormente), ruido de la propia vecindad, de las instalaciones del propio edificio, de los locales de actividad en la zona, de ocio y de otras actividades en la zona.
En la edificación residencial, la mejor estrategia para reducir la transmisión de ruidos entre recintos o desde el exterior es el aislamiento acústico. No sólo se trata de garantizar la privacidad y el confort, sino de proteger la salud de los usuarios. El Documento Básico de Protección frente al Ruido (DB HR) establece unos niveles mínimos de protección. Dotar a los edificios del aislamiento acústico necesario depende de muchos factores: del diseño, de la elección de materiales, de un buen diseño de los encuentros constructivos y de una ejecución cuidadosa.
Este artículo no pretende profundizar en cálculos ni en normativa, sino ofrecer una guía clara para proyectistas, arquitectos, técnicos de obra y promotores en la que abordaremos los conceptos esenciales que condicionan el aislamiento acústico en la edificación.
La transmisión de ruido entre dos recintos o desde el exterior hacia el interior de un edificio se produce por dos vías distintas:
Las transmisiones indirectas son responsables de que el aislamiento acústico medido in situ en los edificios sea menor que el aislamiento acústico que el mismo elemento constructivo proporciona en laboratorio.
Las transmisiones indirectas no solo aparecen para ruido aéreo, también se producen para ruido de impactos, entre recintos superpuestos, recintos colindantes y recintos con una arista horizontal común.
Los valores de aislamiento acústico que aparecen en catálogos de productos o fichas técnicas suelen ser valores obtenidos mediante ensayos acústicos en laboratorio en cámaras normalizadas, en las cuales las transmisiones indirectas son despreciables. Sin embargo, en la obra real las transmisiones indirectas no son despreciables. Por lo que, para un mismo elemento constructivo, el aislamiento obtenido in situ siempre es menor que el aislamiento teórico o de laboratorio. Es importante tener esto en cuenta, ya que diseñar una solución que “cumpla en laboratorio” no garantiza que lo haga en obra.
El ruido de impactos se produce por la caída de objetos, arrastre de muebles, pisadas, etc. Para cumplir las exigencias del DB HR, no basta con el forjado. Por ejemplo, un forjado unidireccional de canto 25+5 aligerado con bovedilla cerámica con una masa de 300 kg/m2, correspondiente a un forjado, tiene aproximadamente un nivel global de presión de ruido de impactos normalizado, Ln,w, medido en laboratorio de 80 dB, lejos de los 65 dB exigidos en el actual DB HR.
Para ruido de impactos, cuanto mayor es el valor del nivel de presión de ruido de impactos Lnw, menor es el aislamiento acústico, ya que este índice expresa la energía acústica que se transmite al recinto receptor.
Para reducir el ruido de impactos, es necesario interrumpir la transmisión de los impactos desde el pavimento donde se van a producir los impactos al forjado del edificio. Los suelos flotantes son una de las soluciones más efectivas. Este sistema consiste en una capa que hace de soporte del pavimento (generalmente una capa de mortero de espesor 50 mm al menos, pero también existen otras soluciones en seco) instalada sobre una lámina de material resiliente. Algunos materiales típicos son las lanas minerales, el polietileno o el polietileno elastificado, aunque existen otros materiales que también son adecuados.
El aislamiento acústico de una fachada está condicionado por la ventana, ya que suele ser el elemento más débil del conjunto. Por mucho que mejoremos la parte ciega, si la ventana y su capialzado no son adecuados, el aislamiento acústico de la fachada será insuficiente.
El aislamiento acústico de una ventana depende de varios factores: el tipo de vidrio (espesores de las hojas, espesor de la cámara, uso de vidrios laminados, vidrios con butiral acústico, etc.), pero también depende de la hermeticidad del marco, puntos de cierre, juntas de estanqueidad, sellados entre la carpintería y el vidrio, pero especialmente, depende de su instalación. Una ventana con buenas prestaciones, pero mal sellada perimetralmente, dará como resultado un aislamiento acústico pobre de fachada.
En acústica, los detalles constructivos son importantes porque influyen en las transmisiones indirectas. Como ejemplo, se citan dos detalles en la construcción de viviendas que son fundamentales:
En este sentido, la Guía de aplicación del DB HR contiene numerosos ejemplos, que orientan para evitar que se produzcan transmisiones indirectas indeseadas. Es vital que los planos incluyan detalles específicos de aislamiento acústico, no solo estructurales o térmicos.
Tan importante como el diseño es garantizar una correcta ejecución en obra, especialmente en lo que respecta a sellados, ya que a través de cualquier hueco se transmite el ruido. Esto es importante en el caso de la instalación de ventanas, además de la instalación de cajas de mecanismos eléctricos y pasos de instalaciones.
Otros errores típicos son la falta de continuidad del suelo flotante o, en el caso de los elementos de separación verticales de dos hojas, de la existencia de contactos rígidos entre las hojas, ya sea por una fijación indebida, una pasta de agarre mal colocada o una tubería que atraviesa las dos hojas.
La distribución de espacios también influye en el aislamiento acústico. Agrupar los recintos más ruidosos —como baños, cocinas, hueco del ascensor, cuartos de instalaciones, etc. — contiguos entre sí y alejados de los espacios tranquilos, como los dormitorios, es la mejor manera de maximizar el confort acústico. En este sentido, vestíbulos, pasillos y distribuidores pueden utilizarse como espacios de transición entre zonas ruidosas y zonas sensibles al ruido.
Los ensayos de aislamiento acústico in situ son la herramienta para verificar si el edificio cumple con las exigencias de aislamiento a ruido aéreo y de impactos del DB-HR y si las soluciones adoptadas en proyecto han funcionado correctamente. Estos ensayos se deben realizar en la obra acabada, con todos los cerramientos y sus acabados finalizados. Será un técnico especializado quien los realice conforme a la metodología descrita en las normas UNE-EN ISO 16283, partes 1, 2 y 3.
En determinadas comunidades autónomas como Castilla y León y País Vasco, las mediciones acústicas son obligatorias al finalizar la obra y es necesario presentar un informe de ensayo para solicitar la licencia de primera ocupación. Para que el resultado final sea el correcto, son necesarios estos tres pilares: una buena elección de la solución, un diseño adecuado de los encuentros y una ejecución cuidadosa.
Este artículo aparece publicado en el nº 602 de CIC, págs. 24 a 30.
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