Según los informes de la Unión Europea, los edificios son responsables de, aproximadamente, el 40% del consumo de energía y del 36% de las emisiones de CO2, y el 75% de los mismos tiene más de 50 años de antigüedad. La mayoría del parque actual de edificios continuará en uso en las próximas décadas y deberá ser, por tanto, rehabilitado. Sin embargo, se ha estimado que solo el 1% de la superficie total de edificios residenciales y noresidenciales se renueva cada año en Europa. La Directiva europea sobre Eficiciencia Energética (2012/27/UE) puso en evidencia la necesidad de disponer de herramientas que permitan acceder y gestionar, de una manera integrada y dinámica, la información acerca de las características de las edificaciones y su consumo de energía, con el fin de determinar las actuaciones de mejora del parque edificatorio
Tal como sugiere el Buildings Performance Institute Europe1, la primera fase en el diseño de un programa de rehabilitación consiste en disponer de información sobre el parque edificatorio e identificar a los actores que intervienen en su implementación. Por tanto, para promover la rehabilitación de edificios es importante que los diferentes actores implicados -municipios, propietarios, empresas constructoras y de servicios energéticos, entre otros- dispongan de información que les permita identificar las potenciales áreas de intervención en múltiples escalas -vivienda, edifi barrio, municipio, área metropolitana, provincia y país-.
Los certificados de eficiencia energética contienen información que podría ayudar a identificar las posibles áreas de actuación y los edificios a rehabilitar. La Directiva europea relativa a la Eficiencia Energética de edificios de 2010 estableció la obligatoriedad de certificar su comportamiento energético, y propuso unos criterios comunes que debían ser adoptados por los estados miembros. Un informe sobre los resultados de su aplicación, publicado en 2015, recordaba la importancia de disponer de bases de datos para recoger de manera sistemática y periódica la información de los certificados así como la de disponer de otras fuentes de información que permitiesen evaluar si los edificios cumplen con las mínimas prestaciones energéticas exigidas. Según este informe, las bases de datos de certificados energéticos son uno de los tres componentes, junto con los procedimientos de control de calidad de la información, y los sistemas de control de los edificios, que permitirían valorar el nivel de cumplimiento y la finalidad de los certificados. Sin embargo, no existen aún procedimientos compartidos por las diferentes agencias de cada país para administrar esta información, ni tampoco herramientas informáticas de uso común que faciliten esta gestión.
Estrategia a largo plazo
Una nueva Directiva europea sobre Eficiencia Energética (2012/27/UE) exigió a los estados miembros presentar en 2014 una estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación, que incluyese un análisis del parque edificatorio medidas de rehabilitación para distintas tipologías edificatorias y zonas climáticas, así como políticas y medidas de estímulo a la rehabilitación. La “Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESEE 2014)”, respondió a los requerimientos de esta directiva, y puso en evidencia la necesidad de disponer de herramientas que permitan acceder y gestionar, de una manera integrada y dinámica, a información acerca de las características de las edificaciones y su consumo de energía, con el fin de determinar las actuaciones de mejora del parque edificatorio.
En la actualidad, existen o están en desarrollo aplicaciones llevadas a cabo por empresas o en proyectos de investigación cuyo objetivo es facilitar el acceso público a los datos de certificación. Por ejemplo, el Energie Label Atlas, en Holanda, o el trabajo que realiza el proyecto europeo Enerfund. Sin embargo, para que los certificados sean una herramienta útil para promover la rehabilitación, no es suficiente con facilitar el acceso público a los mismos.
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Andimac ve preocupante la percepción social sobre este asunto y recuerda que el 83% de los hogares españoles son muy ineficientes desde el punto de vista energético.
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