Tradicionalmente, la industria de la construcción ha seguido un modelo lineal, donde los materiales se extraen, se utilizan en la fabricación de productos o directamente en la obra y luego se desechan durante las rehabilitaciones o al final de la vida útil del edificio. Este enfoque conlleva un uso ineficiente de los recursos y genera grandes cantidades de residuos.
Además de la alta demanda de materiales, el sector constructivo incluye otras características que dificultan la implementación de estrategias circulares. Es una industria que involucra a una gran cantidad de actores, desde proveedores de materiales hasta contratistas y propietarios, lo cual dificulta la coordinación y colaboración necesarias. En muchos casos, no existen incentivos económicos suficientes para que las empresas y los individuos adopten prácticas más sostenibles.
Los costes de diseñar, construir y operar edificios circulares pueden ser inicialmente más altos que los de los métodos tradicionales, y los beneficios a largo plazo, como la reducción de costos operativos y el menor impacto ambiental, no siempre son evidentes. La demolición selectiva y la separación de materiales en obra, necesarias para una adecuada gestión y recuperación de materiales, resultan en ocasiones técnicamente imposible por los sistemas constructivos usados en el pasado, la falta de espacio para realizar estos trabajos o económicamente inviable al existir todavía opciones de envío de fracciones mezclas a vertedero a un coste mucho menor que la adecuada gestión en obra.
Los residuos de construcción y demolición (RCD) constituyen el flujo de residuos más grande de Europa. Según los datos de Eurostat, en 2020 en los 27 países comunitarios se generaron alrededor de 330 millones de toneladas de RCD, mayoritariamente no peligrosos, incluyendo los procedentes de obra civil, pero excluyendo suelos, balasto ferroviario y residuos de dragado. Esta cifra incluye todos los residuos producidos por la construcción y demolición de edificios e infraestructuras, así como la planificación y mantenimiento de carreteras.
A pesar de estos desafíos, existen varios esfuerzos en curso para promover la economía circular en la industria de la construcción. Por medio de iniciativas privadas y proyectos cofinanciados, se están desarrollando nuevas tecnologías y materiales que facilitan la reutilización y el reciclaje, y se están implementando nuevos modelos de negocio que incentivan la colaboración y la circularidad.
Iceberg, uno de los grandes proyectos de innovación para mejorar la circularidad de los materiales y los productos de construcción, finalizó el pasado mes de abril. Tras cuatro años de trabajo, el consorcio formado por 35 entidades de 10 países presentó algunos de sus resultados en un taller en Gante, Bélgica, con más de 50 participantes internacionales entre asistentes presenciales y virtuales.
El proyecto, coordinado por el centro tecnológico Tecnalia, se ha centrado en generar soluciones digitales para mejorar la planificación de las demoliciones y la gestión de los residuos, desarrollar nuevas tecnologías de separación y reciclado de materiales y eco-diseñar y fabricar nuevos productos para construcción a partir de materiales reciclados.
Iceberg ha desarrollado y/o escalado diversos activos que contribuirán a eliminar las barreras técnicas existentes en varias de las etapas del ciclo de vida de los edificios:
Durante las dos primeras anualidades, el trabajo del consorcio se centró en el desarrollo y el escalado de las diversas soluciones tecnológicas. En la segunda mitad del proyecto, las soluciones fueron aplicadas a escala industrial en seis casos de estudio en diferentes emplazamientos, cubriendo varias tipologías de edificios y productos, con el fin de demostrar la viabilidad de las soluciones del proyecto en diferentes escenarios.
Los análisis realizados mediante metodologías de ciclo de vida, desde las perspectivas medioambiental y económica, sobre los diferentes casos de estudio han demostrado que los productos Iceberg superan generalmente a sus contrapartes comerciales actuales en ambas dimensiones.
Entre los aspectos medioambientales, el análisis destaca la menor dependencia de recursos vírgenes en los productos Iceberg, gracias a la recuperación de materiales de desecho y la reutilización de materias primas. Esta estrategia circular minimiza el impacto ambiental asociado a la extracción y procesamiento de nuevos materiales. Los resultados indican que, también en general, estos productos presentan un consumo energético inferior en comparación con sus competidores.
La optimización del ciclo de vida de los productos Iceberg, desde la selección de materiales hasta la fabricación y el uso final, se traduce en ahorros económicos considerables. Con todo, el proyecto reconoce la necesidad de optimizar aún más los procesos y equipos industriales en algunas soluciones, especialmente aquellas intensivas en el uso de energía.
El proyecto Iceberg no solo ha logrado avances tecnológicos significativos en materia de construcción circular, sino que también ha extendido su impacto a través de la formulación de recomendaciones políticas, normativas y educativas que buscan transformar el panorama de la industria. Parte de esta actividad ha incluido la revisión de normas y procesos de compra pública, donde se ha identificado la necesidad de revisar y modificar las normas y procesos de compra pública que actualmente obstaculizan la adopción de materiales recuperados en nuevos proyectos de construcción. Esto permitirá facilitar la integración de materiales circulares en la cadena de suministro de la industria.
En lo relativo al conocimiento y la percepción de la circularidad de materiales de construcción, se ha detectado la necesidad de mejorarlo entre profesionales del sector y ciudadanos en general. Esto se logrará a través de campañas de sensibilización, capacitación y difusión de información sobre las ventajas y beneficios de este enfoque.
El proyecto Iceberg ha concluido varios informes de carácter público que, tras su aprobación por parte de la Comisión Europea, estarán disponibles en la página web del proyecto. Estos informes proporcionarán información valiosa sobre los avances del proyecto, las lecciones aprendidas y las recomendaciones para la implementación de la construcción circular en la industria.
Este artículo aparece publicado en el nº 595 de CIC, págs. 36 a 38.
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