Señala la OMS que cada año se pierden en Europa 1,6 millones de años de vida “saludable” (AVAD o Años de Vida Ajustados por Discapacidad) por culpa del ruido ambiental. Y son numerosas las evidencias científicas que establecen una relación directa, en diferentes grados, entre una exposición prolongada al ruido y el desarrollo de enfermedades cardiacas, hipertensión, estrés, trastornos del sueño o deterioro cognitivo... El ruido no solo es una molestia superficial; tiene efectos profundos en nuestro cuerpo y mente.
España tiene el kilómetro cuadrado más densamente poblado de todo el continente europeo, según varios estudios. Además, es el país de la Unión Europea con el mayor porcentaje de población viviendo en edificios plurifamiliares, un 66%, frente al 40% de la media o el casi 20% de países como Reino Unido y Holanda, según el último informe del Eurostat. Hecho que influye en que España sea, junto a Japón, el país con mayor índice de población del mundo expuesta a altos niveles de ruido, pero también a la escasa exigencia a nivel normativo para que los edificios cuenten con un aislamiento acústico adecuado.
Alrededor de 9 millones de españoles sufren niveles medios de más de 65 decibelios (dBA), una cifra preocupante teniendo en cuenta que la OMS recomienda mantener el ruido ambiental por debajo de los 30 decibelios (dB) durante el día y 25 decibelios (dB) durante la noche para garantizar el descanso.
Uno de los lugares donde el impacto del ruido se siente con mayor intensidad es en nuestras propias viviendas. El hogar debería ser un refugio de tranquilidad, un lugar donde podamos desconectar del mundo exterior y recargar nuestras energías. Sin embargo, para muchas personas, el ruido que penetra desde el exterior, o incluso desde el interior mismo del edificio, puede convertir este ideal en una ilusión que pareciera inalcanzable.
Dada la variedad de efectos negativos que el ruido puede tener en nuestra salud y bienestar, es crucial tomar medidas para protegernos del ruido en nuestras viviendas, pero también en nuestros lugares de trabajo, centros de enseñanza, etc. Y aquí es donde el aislamiento acústico juega un papel fundamental. Un trabajo adecuado puede mejorar el aislamiento térmico y, al mismo tiempo, ayudar a reducir significativamente la cantidad de ruido que penetra en nuestras viviendas, creando un ambiente mucho más tranquilo y confortable. No solo nos protege del ruido externo, sino que también minimiza la transmisión de sonido entre diferentes espacios dentro de la vivienda, garantizando así nuestra privacidad. Y en este sentido, las lanas minerales aislantes se erigen como un material esencial para conseguir una solución efectiva y sostenible.
Entre las diferentes opciones de aislamiento acústico disponibles, las lanas minerales, como la lana de roca o la lana de vidrio, son materiales especialmente diseñados para absorber el sonido y reducir su transmisión. Están reconocidas a nivel internacional como aislante acústico de garantía y se emplean en países con mayores exigencias acústicas que las de España, proporcionando una ganancia de aislamiento de hasta 70 decibelios. Su estructura porosa y su capacidad para atrapar el aire las convierten en excelentes aislantes acústicos. Al instalarlas en nuestras viviendas, podemos crear un ambiente mucho más tranquilo y confortable, protegiendo nuestra salud y bienestar.
Según la Encuesta sobre la demanda de vivienda 2023 realizada por Idealista, la mayoría de los consumidores españoles (82%) dan importancia al aislamiento acústico cuando buscan vivienda para comprar o alquilar. Los consumidores deberían conocer las herramientas existentes en el mercado de la edificación para vivir o desarrollar su trabajo en ambientes acústicos óptimos. Sin embargo, cuentan con escasa información para poder valorar si una vivienda satisface sus necesidades a nivel de protección contra el ruido.
Desde la Asociación Española de Fabricantes de Lanas Minerales Aislantes (Afelma), junto con la Asociación Técnica y Empresarial del Yeso (Atedy), hemos hecho varios llamamientos a las autoridades nacionales y autonómicas para que tomen medidas urgentes a la hora de abordar el reto del aislamiento acústico de las viviendas en España. Dentro del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que corresponde a la transición verde, se han asignado más de 6.800 millones de euros a la renovación del parque edificado. Sin embargo, el actual Código Técnico (Documento básico de protección frente al ruido DB-HR), que data de 2009, no exige mejoras en materia de aislamiento acústico a la hora de rehabilitar una vivienda. Es más, tal y como está actualmente redactada la normativa, un rehabilitador podría reducir el nivel de aislamiento contra el ruido al realizar una rehabilitación energética, obviando de este modo una de las principales asignaturas pendientes para el parque edificado en nuestro país.
Las normas sobre acústica en nuestro país son de las más laxas en Europa. Es necesario actualizar las exigencias acústicas y, en consecuencia, someter al CTE a una revisión al alza, equiparándonos a nuestros vecinos europeos. El retraso en la mejora de la normativa en España se traduce en un elevado porcentaje de viviendas con malas prestaciones acústicas. Si tenemos en cuenta el año de construcción, un 68% de las viviendas están construidas sin exigencias acústicas. Este porcentaje se eleva al 93% si se tienen en cuenta las viviendas construidas antes de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación (CTE).
Pero más allá de las mejoras en el Código Técnico, —que son muy necesarias—, existen también medidas que pueden tomarse a nivel autonómico o local para mejorar el aislamiento frente al ruido, utilizando para este fin soluciones constructivas adecuadas. Entre las propuestas más efectivas estarían:
En un mundo donde el ruido es omnipresente, el silencio se convierte en un lujo preciado que todos deberíamos poder disfrutar en los edificios que habitamos. Por otro lado, junto al aislamiento acústico, otro aspecto para tomar en consideración es el acondicionamiento acústico. Si bien el aislamiento se centra en reducir la transmisión de ruidos del exterior al interior y viceversa, el acondicionamiento se ocupa de cómo se escucha el sonido dentro de un espacio específico, mejorando la calidad acústica del interior y, a su vez, reduciendo la reflexión de las ondas sonoras. De ambos se ocupan las lanas minerales de forma efectiva:
Este artículo aparece publicado en el nº 594 de CIC, págs. 62 a 64.
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