La pandemia de la Covid ha tenido un fuerte impacto en la realización de la Inspección Técnica del Edificio (ITE), que ha caído en un 25% en Cataluña en el primer trimestre de 2021 respecto al mismo período del año anterior, habiendo pasado las solicitudes presentadas de las 2.269 de los tres primeros meses de 2020 a las 1.682 de este año. En la demarcación de Barcelona, el descenso ha sido ligeramente menor y se sitúa en el 23% al pasar de las 1.872 solicitudes a las 1.440.
Según el director del Área Técnica del Colegio de Arquitectos Técnicos de Barcelona (CAATEEB), Jordi Marrot, esta disminución estaría directamente relacionada con las medidas de distanciamiento social adoptadas para evitar la expansión de la pandemia, ya que “las comunidades de propietarios tienen que reunirse en asamblea para decidir llevar adelante una ITE y con el confinamiento estas reuniones no se han producido o han tratado solo temas urgentes”.
De hecho, la obligación de convocar reuniones de comunidades de propietarios ha sido suspendida desde junio de 2020 hasta este pasado 30 de abril y aquellas que se quisieran realizar no podían convocar más de seis personas. Además, la alternativa de mantener reuniones telemáticas ha resultado ser de una fuerte complejidad, según el CAATEEB.
Estas mismas medidas de distanciamiento también comportan que incluso en aquellos casos en que las comunidades acuerden hacer una inspección, esta no se pueda llevar a término, ya que, como asegura Marrot, “una ITE implica que un técnico haga una visita al edificio y que tenga que entrar en casa de los vecinos, cosa que la pandemia dificulta”.
Las ITE son un sistema de control de los edificios de viviendas de carácter obligatorio con el que se comprueba que el propietario de un edificio cumple con el deber de conservación y rehabilitación y, además, examina el nivel de seguridad del inmueble. La actual normativa establece que todos los edificios de viviendas se tienen que someter a inspección técnica antes de los 45 años de antigüedad.
Esta inspección consiste en un examen visual de la construcción hecha por un técnico competente, el cual determina su estado en el momento de la inspección y orienta a la propiedad sobre las actuaciones que es necesario realizar para cumplir el deber de conservación y mantenimiento.
Marrot destaca la conveniencia de que las comunidades de propietarios dispongan de un técnico de cabecera que los pueda orientar y asesorar tanto sobre las ITE como respecto a las diferentes actuaciones de mantenimiento que se puedan hacer en el edificio: “Hablamos de un profesional de confianza que informa, orienta y ofrece soluciones sobre cualquier tema relacionado con el mantenimiento, rehabilitación y mejora de edificios y viviendas, una especie de médico de cabecera para nuestro edificio que nos ayuda a programar las operaciones de mantenimiento preventivo necesarias para alargar la su vida útil”.
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