Tanto nuevos como rehabilitados, según lo propone la Platform on Sustainable Finance que, a petición de la Comisión Europea, recoge en su informe final una serie de criterios técnicos para determinar qué actividades del sector de la construcción contribuyen sustancialmente a la economía circular.
Más de 400 expositores directos y 700 marcas representadas participan en este esperado reencuentro del sector con Fimma+Maderalia, que llega con las mejores expectativas, la vuelta de los compradores internacionales, un 31% de expositores extranjeros y un sector en alza que incrementó su actividad en 2021 un 21,6%.
El sector de la iluminación prevé cerrar 2021 con un incremento de las ventas del 5,4%, hasta los 1.256 millones de euros. Un resultado positivo que, como indican desde Anfalum, “no llega a compensar la contracción sufrida durante 2020, con un -10,7% respecto a 2019”. En cuanto a las exportaciones, se estima que subirán un 11,3%, con cifras que rondarán los 460 millones de euros.
En este período de audiencia pública, Anfalum ha presentado alegaciones que profundizan en aspectos técnicos. Detalles que permitirán el buen uso de la tecnología adecuando la iluminación a todas las situaciones que se dan en alumbrado exterior, y que inciden en la eficiencia energética, el buen mantenimiento de las instalaciones, y en la reducción de la contaminación lumínica.
El 1 de julio ha entrado en vigor el RD 178/2021 publicado en el BOE el pasado 24 de marzo que introduce ciertas actualizaciones al Reglamento de Instalaciones Térmicas del año 2007. La Comisión Técnica de Fegeca ha hecho unas valoraciones al respecto, destacando las modificaciones más relevantes.
La sostenibilidad y la innovación son los valores principales y el nexo de unión de ambas entidades.
Se trata de la contribución de la asociación europea para ayudar a todas las empresas a comprender, y aplicar, las nuevas y complejas reglas, y ayudar a las autoridades a hacerlas cumplir.
“El factor precio se impone en casi todas las obras nuevas o de rehabilitación, y por extensión, los consumidores finales o propietarios de inmuebles no saben qué huella de carbono tiene dicha propiedad”, según Ecolum.