Desde la ETS de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de Barcelona (Departamento de Ingeniería de la Construcción), en colaboración con la EPS de Edificación de Barcelona (Ingeniería de Edificación) -Universidad Politécnica de Cataluaña (UPC)- se ha estado trabajando durante seis años en una línea de investigación que tenía como uno de sus principales objetivos el desarrollar una escala para valorar el grado de gravedad de daños en edificios, que sea eficaz, fácil de usar y que pueda ser utilizada de manera generalizada. Esta investigación ha culminando en diciembre de 2014 con la presentación de una tesis doctoral que tiene por título “Escala de gravedad de daños en edificios. De la asignación directa a la contrastación estadística”, realizada por Félix Ruiz Gorrindo y dirigida por Antonio Aguado de Cea y Carles Serrat i Piè.
Evocando las palabras de Sir William Thomson, Baron Kelvin of Largs (que entre otras importantes aportaciones definió la escala de temperatura Kelvin), los responsables de este estudio recuerdan que “lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Félix Ruiz explica que, “aunque la frase es del siglo XIX, es plenamente vigente, y somos muy conscientes de la importancia de realizar mantenimiento preventivo en los edificios, para evitar que se degraden y aparezcan lesiones graves”.
Como explican los investigadores de la UPC, en el marco del mantenimiento cabe decir que para realizar las inspecciones periódicas de los edificios, es de gran utilidad el poder cuantificar hasta qué punto las deficiencias existentes son graves o no, con objeto de facilitar la toma de decisiones y priorizar las intervenciones terapéuticas. “De hecho se han utilizado y utilizan numerosas escalas diferentes entre sí para valorar el grado de gravedad de los elementos constructivos. Pero no existe consenso común y estas escalas son diferentes entre sí según el estudio a que pertenezcan”. Por ejemplo, en las diferentes normas ITE existentes en España se utilizan diferentes escalas y formas de valorar las deficiencias existentes y no hay consenso común en el método de valoración. En cambio, en otros ámbitos de la ciencia existen escalas de uso generalizado (escala Boufort, escala Richter, escala Mohs, escala EVA, escala Douglas, etc.).
Todo lo referido muestra la necesidad de disponer y validar una escala de gravedad de daños en edificios, en su conjunto, o en elementos constructivos de los mismos, lo cual era el objetivo principal de la citada tesis doctoral. “Esta escala, en consecuencia, debe ser flexible para adaptarse a los dos escenarios descritos”, apunta el investigador Ruiz.
Objetivo alcanzado
En el trabajo mencionado se ha alcanzado dicho objetivo, habiéndose propuesto, inicialmente, una escala de gravedad de daños en edificios, de 11 grados de gravedad (de 0 a 10), de aplicación mediante el método de asignación directa. Sobre esta escala, con posterioridad se introduce un método de cálculo, en distribución y en escalar, para calcular las gravedades de sistemas y del conjunto del edificio, de fácil uso y flexible. Los resultados obtenidos son coherentes al aplicarlo a casos reales de edificios.
Para su contrastación se ha realizado un ensayo de campo en el que han participado 374 técnicos asignando el grado de gravedad, según la escala propuesta de 0 a 10, a 33 imágenes de elementos constructivos. El estudio estadístico de los datos obtenidos ha permitido: comprobar la robustez de la escala propuesta, determinar la capacidad discriminante de la misma, proponer una escala reducida de menor variabilidad entre técnicos, de 5 grados de gravedad (de 0 a 4).
Asimismo, como alternativa metodológica al método de asignación directa, se ha propuesto otro método basado en indicadores y modelos matemáticos de regresión. El mismo se ha aplicado para el caso de las fachadas (SEF), poniendo en evidencia que permite reducir la variabilidad entre técnicos. La contrastación se ha hecho con diversos casos reales de edificios obteniéndose resultados coherentes, tanto desde el punto de vista técnico como con respecto el método anterior de asignación directa, aplicado en fachadas.
Ello, según los investigadores, permite dos alternativas, comprensibles y de fácil uso, que en función de las circunstancias (urgencia, valoraciones, etc.) puedan ser utilizables con éxito para valorar la gravedad de daños en el conjunto del edificio o elementos del mismo, con una baja variabilidad entre técnicos al utilizar la escala.
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