Hasta que no se tomen datos agrupados del parque edificatorio residencial en España no es fácil caer en la cuenta de que en España existen más de 12 millones de viviendas en bloque, gran parte de ellas construidas con anterioridad a cualquier norma y a las que, desde su construcción, no se les ha realizado ninguna mejora significativa, según Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom).
A partir del estudio Spahousec, del Idae, Avebiom recuerda que el 67% del consumo energético en una vivienda es térmico (19% agua caliente, 47% calefacción y 1% refrigeración), dejando solo el 33% restante para electrodomésticos, cocina, iluminación, etc. Según se extrae del mismo estudio, los combustibles fósiles son todavía los que mayoritariamente usamos para calentar agua (56,4% GN y 16,5% GLP) y para climatizar nuestras viviendas (29,5% gasóleo, 24,6% GN, etcétera) arrojando todavía poca penetración de las energías renovables térmicas, como la biomasa.
“El muy deficiente aislamiento de nuestros edificios nos obliga a consumir grandes cantidades de energía para mantener nuestro confort”, señala Avebiom, precisando que, así, dado que para generar ese calor la mayoría de edificios residenciales utilizan todavía combustibles fósiles, su coste energético se ha disparado a niveles insostenibles, en algunos casos generando la muy preocupante “pobreza energética”.
Cuanto mayor es la demanda térmica del edificio y más caros son los combustibles utilizados, además de por motivos ambientales, “la biomasa es casi siempre la mejor solución para satisfacer la demanda térmica de forma eficiente, barata y respetuosa con el medio ambiente”, asegura Avebiom.
Cada vez es más habitual la sustitución de instalaciones térmicas obsoletas por biomasa (son ya más de 28.000 instalaciones de biomasa térmica en España según el ONCB -Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa- elaborado desde 2009 por la asociación), y el crecimiento experimentado es exponencial en los últimos años en el ámbito turístico (hoteles, campings, spas), en el sector agroindustrial, y muy especialmente el ámbito residencial(en comunidades de vecinos y viviendas unifamiliares).
“Actualmente, en muchos edificios en los que acaba realizándose una obra de sustitución de la caldera original por otra de biomasa, aunque en ocasiones se plantea, no se acomete en paralelo ninguna obra de mejora que reduzca la demanda (mejora de la envolvente, cubierta, ventanas, etcétera), pues suele primar en los usuarios la necesidad de obtener sustancial ahorro económico desde el primer día. Por ello, estas obras de rehabilitación en muchos casos se “caen de la lista” al ofrecer ahorros económicos netos solo a plazos muy largos de amortización.
Andimac ve preocupante la percepción social sobre este asunto y recuerda que el 83% de los hogares españoles son muy ineficientes desde el punto de vista energético.
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