La ampliación del Centro Cívico Joan Oliver-Pere Quart, en Barcelona, precisaba de un proyecto de arquitectura que fuera, además, capaz de ofrecer una propuesta funcional con soluciones industriales que aportasen garantía de rapidez, calidad y sostenibilidad. De la mano del estudio de arquitectura Pich-Aguilera, el edificio finalmente se resuelve con una construcción ligera industrializada en sus elementos estructurales y de envolvente.
El edificio que acoge el Centro Cívico Joan Oliver fue construido hacia finales de los años 90. Sus servicios se desarrollan en planta baja y sus diferentes espacios se articulan en ambos lados de un pasillo longitudinal, donde se ubican, en uno de los lados, las aulas y despachos, y en el lado opuesto, el gimnasio y los vestidores.
El Distrito de Les Corts promovió la ampliación del edificio construyendo una planta más que abrazase la totalidad de la planta baja para poder dar cabida a nuevos espacios y actividades. Para llevar a cabo el proyecto se exigieron dos condicionantes de partida. Por un lado, la mínima afectación, en tiempo y molestias, a la actividad y, por otro, la posibilidad de hacer del equipamiento un edificio que plantease y visualizase la sensibilidad medioambiental.
No se trataba de desarrollar solamente un proyecto de arquitectura, sino también de dar una propuesta funcional con soluciones industriales existentes que aportasen garantía de rapidez, calidad y sostenibilidad.
El edificio finalmente planteado por el estudio de arquitectura Pich-Aguilera cuenta con una construcción ligera industrializada en sus elementos estructurales y de envolvente. Para ello los proyectistas pensaron en un sistema de cubierta muy singular que permitiera un rápido montaje, que fuera industrializado y que dotara los espacios interiores y exteriores de las mejores condiciones acústicas y térmicas posibles: “La decisión tenía que suponer ventajas de efectividad, de disminución de residuos y de control en la calidad y los recursos, tanto en el proceso de fabricación como en la colocación en obra”, explican desde el estudio de arquitectura.
Esto se logró gracias a los perfiles autoportantes para cubierta de Apimet, con el que se pudieron librar luces de 12 m, aproximadamente, “resultando una estructura metálica más sencilla que permitiría reducir los plazos de fabricación y montaje”, según explican desde la firma.
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