Castellana 19 debía cumplir premisas muy exigentes, debido a la propia naturaleza del edificio: una antigua casa-palacio en pleno eje financiero de Madrid destinado a oficinas del segmento prime. Frente a un encargo de tales características nos centramos en recuperar su nobleza y armonía original, acorde con el edificio colindante, el palacete de la Fiscalía General del Estado, pero con una poderosa actualización en términos de funcionalidad, sostenibilidad y eficiencia energética. Todo ello no habría sido posible sin el compromiso del cliente, el Consorcio de Compensación de Seguros, que quiso hacer de este un activo excepcional, que anticipase el futuro de las ciudades.
Lo primero, el hecho de estar ante un edificio del siglo XIX en el que se mezclan estructuras y forjados de madera con metal, ladrillo y hormigón. Crear una oficina Passivhaus desde este punto de partida obligaba a ejecutar un trabajo de aislamiento excepcional. En segundo lugar, la desafortunada reforma que sufrió C19 en el año 1987. Decimos ‘desafortunada’ porque el palacete perdió parte de su esencia original. El patio interior y la galería fueron dos de las zonas más dañadas. Por no hablar de la construcción de una rampa de garaje, que rompió por completo con la entrada principal y su calle interior. El consuelo lo encontramos en la primera crujía del edificio y su fachada, que se mantuvieron en mucho mejor estado. Eso nos ayudó a recuperar la tipología de aquellas mansiones señoriales, que se acercaban a la modernidad.
La combinación de patrimonio y tecnología es uno de ellos. Rehabilitar un edificio con casi dos siglos de vida requiere un cuidado especial. Introducir en él la última tecnología, otro tanto. Un desafío añadido fue mantener la autenticidad del edificio. Todo ello se suma al hecho de querer asegurar una múltiple funcionalidad, es decir, que pueda ser reconfigurado en un futuro sin necesidad de grandes intervenciones que vuelvan a desfigurarlo. Castellana 19 es un edificio hecho para durar.
Todo se debe al método de rehabilitación. Partimos de la opinión que Passivhaus es más un método de construcción y restauración que una certificación. La creación de una envolvente de alta eficiencia y máxima estanqueidad, combinada con la adopción de diversas medidas pasivas y activas (muros de inercia, aerotermia, geotermia, fotovoltaica, cubiertas vegetales, biofilia y jardines) nos permitía reducir la demanda energética hasta un 80%, si lo comparamos con una oficina tradicional. No quiero dejar de mencionar aquí el gran trabajo de todos los equipos implicados, desde nuestros compañeros arquitectos de MADC hasta la constructora, Ortiz, pasando la dirección de ejecución que ha realizado Proskene. E incluyo también aquí a Bovis (project management) y a las ingenierías Calter y JG. Todos han trabajado a máximo nivel para conseguir este resultado.
La sostenibilidad está relacionada con el bienestar general. Permite al edificio comportarse de una mejor forma con el medioambiente, también con el ahorro de energía y con ello, de la demanda energética; y, sobre todo, con las personas que frecuentan y que pasan gran parte de su tiempo dentro de él. Pongamos un ejemplo fácil. Trabajar en una oficina que cuente con luz natural, que regule la temperatura en verano y en invierno y que, además, cuente con un espacio vegetal natural, ayuda al empleado a sentirse más cómodo y a rendir más en su rutina laboral. Y eso es muy importante actualmente.
La rehabilitación es una alternativa a la obsolescencia y a la demolición, entre muchas otras realidades. Intervenir en un inmueble con cuidado, cariño y pensando en sacar lo mejor de él es sinónimo de preservar valor patrimonial e histórico. Además, la rehabilitación es necesaria y hay que ser conscientes de su uso en las grandes ciudades, donde el suelo disponible para construir es escaso y donde la demanda de vivienda nueva pide recursos a gritos. Aprovechar al máximo el espacio, mejorar el comportamiento de los edificios y ofrecer nuevos usos es el futuro de la transformación responsable de las ciudades.
Es un hito para la arquitectura sostenible demostrar que un edificio tradicional puede convertirse en un espacio rentable y eficiente en pleno eje financiero de Madrid. C19 es el reflejo una gran ciudad comprometida con la reactivación de su economía, poniendo en el foco en la sostenibilidad como herramienta para alcanzarla. Eso, sin olvidar la parte patrimonial, de conservación de nuestra herencia cultural.
Es un orgullo que, con el proyecto recién terminado, ya haya recibido un reconocimiento por su compromiso con la sostenibilidad y con el adecuado tratamiento del patrimonio. Es un premio al esfuerzo de todas las personas que componen el equipo del proyecto, como decía antes, y un acicate para seguir proponiendo soluciones como estas en otros edificios históricos o situados en la mala urbana consolidada. Si sabemos construir y rehabilitar mejor, ¿por qué no hacerlo? No hace falta que nadie nos obligue a trabajar desde un enfoque sostenible, es que debería ser el punto de partida para todos.
El espacio de trabajo cuenta casi tanto como el espacio privado para el bienestar de una persona. Por este motivo, no nos interesan las arquitecturas meramente bellas ni los edificios en los que la funcionalidad y la comodidad quedan supeditadas a la adicción de prótesis energéticas (aparatos de aire acondicionado, calefacción…). Buscamos la eficacia, la sostenibilidad, el bienestar y el rendimiento y, para alcanzarlos, estimamos que un buen diseño es la base de todo. Un diseño bioclimático, por supuesto, que esté al servicio de un confort que se alcanza con las mínimas necesidades energéticas. Así es como se logra una triple rentabilidad económica, social y medioambiental.
R_lab es el laboratorio de investigación de nuestro estudio. Para seguir avanzando y ofrecer un servicio responsable y efectivo es fundamental estudiar, analizar y hacer un seguimiento de las tendencias más relevantes del sector de la arquitectura, logrando soluciones innovadoras que nos saquen del conformismo. Además, es una forma interactiva de aumentar la visibilidad de temas realmente influyentes en la sociedad. Sin investigación no hay avance y en Ruiz-Larrea estamos comprometidos con la modernización del sector.
Nuestra unión fue natural porque compartimos la búsqueda de esa triple rentabilidad social, económica y medioambiental que mencionaba. De la misma forma, compartíamos el camino para alcanzarla, que no es otro que el de la excelencia, la innovación y una altísima sensibilidad patrimonial. Juntos somos más fuertes y proporcionamos un servicio mejor a nuestros clientes. Y, gracias a ello, hemos dado otro salto cualitativo: fundar, junto a la reconocida constructora catalana Certis, una nueva compañía, Actia Desarrollo, que ya está fabricando los primeros edificios industrializados con base en madera. En lugar de esperar al futuro, hemos decidido coger el toro por los cuernos e innovar una vez más. Ahí es donde nos vais a encontrar siempre.
Este artículo aparece publicado en el nº 603 de CIC, págs. 36 a 37.
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