Cuando se habla de aspectos globales, como el calentamiento global, la pobreza o las pandemias, todos nos involucramos en el debate. La sostenibilidad, por ejemplo, en arquitectura se ha convertido en un objetivo clave para garantizar un futuro habitable para todos. Pero la accesibilidad está mucho menos mencionada y, en cambio, en nuestra sociedad hay cada vez más personas jóvenes o no tan jóvenes que utilizan vehículos de movilidad personal en sus desplazamientos: patinetes, bicicletas, tándems, carritos de reparto.
A su vez, con el aumento de personas con movilidad y/o comunicación reducida y de personas mayores y muy mayores, que también utilizan cochecitos de bebé, andadores, caminadores, escúteres o bastones y, a su vez, con el gran número de personas con discapacidades severas que utilizan sillas de ruedas y/o personas con discapacidades visuales, auditivas, intelectuales y cognitivas, descubrimos una nueva realidad donde todos estamos, hemos estado o estaremos, especialmente en España, con el cambio demográfico donde el 30% de españoles superarán los 65 años en 2050.
Accesibilidad significa que cualquier persona, en cualquier situación, pueda moverse, comunicarse y participar plenamente en la sociedad. Desde una madre con un coche de bebé hasta un turista que no habla el idioma local, todos nos beneficiamos de un mundo accesible. En cambio, las ciudades y pueblos en los que vivimos fueron diseñados hace años, cuando la mayoría de las personas eran jóvenes y tenían sus capacidades con pocas limitaciones.
Por ello, es imprescindible que la arquitectura actual incluya siempre a todas las personas, utilizando para ello las medidas de la accesibilidad física, visual, auditiva y cognitiva, de una manera normalizada, y con un diseño inclusivo extensivo a todos sus ciudadanos, como una estrategia de las políticas de promoción de calidad de su vida, mediante las siguientes medidas a adoptar a corto y medio plazo:
1. Todos los municipios han de realizar planes de accesibilidad de sus territorios, edificios, medios de transporte y sistemas de información, con el apoyo, si es necesario, de nuevas tecnologías y ayudas técnicas para conseguir el diagnóstico, las propuestas y alternativas de mejora de su accesibilidad, especialmente en entornos y edificios existentes, así como en sus páginas web y medios de información con textos de fácil lectura, planos hápticos, braille y códigos QR, con aplicaciones accesibles en móviles.
2. Los establecimientos de uso público dispondrán de una ficha de accesibilidad a disposición del usuario, donde se especifiquen las medidas que tienen y las mejoras a realizar en función de su uso, actividad, superficie construida o número de plazas, teniendo como plazo máximo seis años, en todos los mercados municipales, establecimientos comerciales de más de 250 m2, todos los museos, teatros, cines, auditorios, salas de conciertos y salas de congresos, recintos para espectáculos y eventos deportivos, así como los bares, restaurantes, discotecas y similares de más de 100 personas, centros deportivos de más de 250 m2 y todos los hoteles y/o apartamentos, garajes y aparcamientos de más de 100 plazas. Todos los hospitales, edificios de uso sanitario y centros residenciales asistidos para gente mayor y personas con discapacidad (según el decreto 209/2023, Código de Accesibilidad de Cataluña).
3. El 87% de todos los edificios de viviendas en España necesita realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas, siendo la instalación de ascensores o rampas para salvar el desnivel de acceso al portal las soluciones más habituales (según la Fundación Mutua de Propietarios). Asimismo, en el interior de las viviendas se ha de mejorar la accesibilidad de puertas, pasillos, un baño, un dormitorio, cocina y salida a terraza, con porteros automáticos que dispongan de un bucle magnético para personas con audífonos. El Ministerio de Vivienda, junto con el Consejo Superior de Arquitectos, ha destacado este año que la accesibilidad universal debe ser “un pilar básico” para construir la sociedad en el próximo Plan Estatal de Vivienda-2026 y el Plan Nacional de Renovación de Edificios.
Para conseguir estos cambios, creo absolutamente necesario:
a) Realizar cursos de formación obligatoria en accesibilidad en los estudios universitarios relacionados con el diseño de las ciudades y la calidad de vida de las personas, en los diferentes colegios profesionales de arquitectura, ingeniería, interiorismo y en los estudios de formación profesional (FP) relacionados con la construcción, mobiliario y diferentes productos y servicios que utilizamos.
b) Mejorar el control de calidad de las actuaciones realizadas en accesibilidad, con la contratación de expertos y consultorías, para poder obtener un sello de certificación de la accesibilidad, otorgado por las diferentes administraciones públicas, si estas actuaciones superan los requerimientos normativos. Al mismo tiempo, será obligatorio que dicho sello incluya un mantenimiento para ir renovándolo, siendo posible incentivar a los que lo obtengan con medidas como rebajas de impuestos y pudiendo hacer difusión de su condición en las redes, también con el apoyo de la Administración.
¡Bienvenidos a la década de la accesibilidad donde todos, jóvenes y mayores, disfrutaremos!
Este artículo aparece publicado en el nº 600 de CIC, pág. 12.
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