La falta de microchips y otras materias primas podría tener un impacto cercano al 1% del PIB sobre la economía española y europea de mantenerse la crisis y se apunta a que el fin no será hasta 2023. Esta es una de las estimaciones que realiza el Consejo General de Colegios de Ingenieros Industriales (CGCOII) tomando como referencia el análisis realizado por Goldman Sachs para la economía de los Estados Unidos.
Sin embargo, las estrategias de los fabricantes para buscar componentes alternativos que les permitan mantener la producción atenuarían el valor anterior hasta el 0,5%, según indican expertos del CGCOII.
El problema de rotura de la cadena de suministro no se puede achacar en exclusiva a la pandemia, según explican desde el CGCOII, sino que hay otros factores de fondo. El crecimiento de sectores como las comunicaciones con el despliegue de 5G o el impulso a la movilidad eléctrica (ambos muy demandantes de componentes de la industria de semiconductores) han aumentado la demanda de microchips en un 30%.
Pero además hay que añadir problemas de distinta índole en la cadena de producción como incendios y desastres naturales en plantas críticas de componentes o problemas logísticos en el transporte mundial ante el encarecimiento de los contenedores de transporte marítimo, como el bloqueo del canal de Suez durante una semana este pasado mes de marzo.
“La situación actual puede ser un obstáculo para avanzar en la electrificación total y para ello debemos disminuir la dependencia de las cadenas de suministro globales, pero no se trata únicamente de instalar en Europa o en España plantas con baterías eléctricas. En primer lugar, hay que entender que la fabricación de microchips y de baterías eléctricas, aunque ambas forman parte fundamental de una estrategia de transición hacia la electrificación de nuestra movilidad y de la transformación de nuestra industria de automoción, son problemas distintos. Esto incluye el desarrollo de líneas de fabricación de vehículos eléctricos, la creación de una fábrica de baterías eléctricas o de pilas de hidrógeno y la producción de otros componentes del automóvil, entre otros”, indica César Franco.
El objetivo de la Unión Europea es capturar hasta un 20% de la producción del mercado de chips, ha anunciado la semana pasada la presentación una nueva Ley Europea de Chip. En paralelo, durante el pasado salón del automóvil de Múnich, el consejero delegado de Intel, anunció inversiones de 80.000 M$ (68.000 M€) para la creación de plantas de chips en Europa, junto a planes de reserva de parte de las líneas en su fábrica irlandesa para la producción de semiconductores de automoción bajo licencia.
Por su parte, el gigante taiwanés TSMC ha planificado inversiones por un total de
100.000 M$, mientras que el gobierno coreano ha anunciado que espera movilizar
450.000 M$ en la próxima década para seguir liderando el mercado a través de sus grandes empresas como Samsung y SK.
España pretende movilizar en los próximos tres años 24.000 M€ -de los cuales el sector público aportará más de 4.300 M€- a través del Perte de Vehículo Eléctrico y Conectado. Esto incluye el desarrollo de líneas de fabricación de vehículos eléctricos, la creación de una fábrica de baterías eléctricas o de pilas de hidrógeno y la producción de otros componentes del automóvil, entre otros.
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