Cuando hablamos de sostenibilidad en la construcción solemos pensar en eficiencia energética, pero poco en los materiales que usamos en nuestras construcciones y muy poco en recursos hídricos gastados. Si la construcción es culpable de casi el 40% de emisiones de CO2 (tanto por ineficiencia energética y como por el uso de materiales fósiles), lo es también del 16% del consumo mundial de agua.
Si se considerase todo el hormigón que se usa en el mundo como un país productor de emisiones, sería el tercero más contaminante, tras de China y EEUU. Si hablamos de recursos hídricos, hoy en día se invierten unos 686 litros/m² de agua potable por metro cuadrado en la construcción convencional, siendo solamente el 0,007% de todo el agua existente en la tierra.
Las cifras son desoladoras. Ver este dispendio habiendo otras alternativas duele aún más.
El contexto actual, la recién aprobada Directiva Europea sobre Eficiencia Energética en Edificios (EPBD) va a cambiar el tablero de juego con el que hemos trabajado en las últimas décadas. En un sector en el que solamente la eficiencia energética se ha convertido en la prioridad, los cambios previstos obligarán a muchas empresas a mejorar sus productos para cumplir unos mínimos estándares ambientales. Los materiales como los conocemos hoy en día van a cambiar. Europa, nos obligará a calcular el impacto en emisiones de gases de efecto invernadero para todos los edificios nuevos y sus materiales a partir de 2030. Bienvenidos a una nueva aventura.
En menos de cinco años vamos a tener que lidiar con el indicador de ‘Potencial de Calentamiento Global’ (GWP en inglés), que medirá la huella de carbono de todo el proceso constructivo, desde la fase de material hasta el uso, mantenimiento y fin de vida del edificio o material. Cada construcción tendrá un límite máximo de emisiones a cumplir, o no podrá ser edificada. Una línea roja infranqueable que marcará el cambio de paradigma hacia materiales menos contaminantes. Esto, en un mundo actual basado en una economía lineal que no tiene en cuenta el impacto de los materiales, será el catalizador que cambie nuestro sector.
¡Hola hormigones que capturan CO₂ durante su fraguado, cementos alternativos, áridos reciclados, bioplásticos e hidrógeno verde en altos hornos para el acero!
La adaptación a las normativas EPBD y LEVEL(s) conllevará una transformación en la producción y uso de materiales hacia opciones más sostenibles. Sufriremos incrementos en los precios de producción y, por ende, en los precios de los materiales a corto plazo, pero a largo plazo cambiaremos un sector que está dañando al planeta.
Algunos se preguntarán ¿de verdad impacta tanto la construcción? La respuesta es tan simple como llevar a cabo un análisis empírico y medir el impacto de las construcciones, a través de un análisis de ciclo de vida tal y como demanda la nueva normativa. Los datos hablan por sí solos y le dan la razón al gran cambio normativo que tenemos a las puertas.
Si se sigue fabricando usando en gran medida solamente acero y hormigón, la huella de carbono del sector aumentará hasta el 60% de las emisiones totales anuales de C0₂ del planeta para 2060. Para 2100 lo escenarios marcan un impacto de casi el 75%. Pensando en explotación de recursos, el clínker para el cemento y el hormigón tarda miles de años en volver a estar disponible para su explotación, las siderúrgicas para la transformación del acero son tremendamente contaminantes.
Entonces, ¿cómo revertir el impacto negativo del sector? La respuesta es fácil: construcción industrializada en seco y con madera. Los números hablan, son habas contadas. La huella de carbono de una envolvente de entramado ligero de madera (250 kg CO₂ eq/m²) es claramente inferior en comparación con la del acero (700 kg CO₂ eq/m²) o la del hormigón armado (800-1000 kg CO₂ eq/m²).
A diferencia de la construcción tradicional, que genera enormes desperdicios, la construcción con madera emplea procesos más eficientes, tiene menos huella hídrica y además es un sumidero de carbono. Construir con madera industrializada permite fabricar edificios no solo eficientes, sino también completamente sostenibles. Edificios de consumo energético nulo, con gran confort térmico/acústico, con materiales sanos y alineados con los nuevos requisitos europeos de sostenibilidad. Como material escalable a todo tipo de estructuras, la madera no tiene rival.
Y no, para los que os lo preguntéis, no se nos acabarán los bosques. Cada cultivo que se dedica a la explotación de la madera deberíamos considerarlo como un huerto de árboles que se explota por sectores. Se trabaja un sector al año hasta que, una vez llegado al último, se ha dejado pasar suficiente tiempo para que el primer vuelva a tener árboles listos para su uso. Un sector de madera de silvicultura (madera conífera y pinos comerciales) no tiene impacto negativo y tarda solamente 15-20 años en volver a crecer.
La madera es un recurso totalmente infinito y renovable, que actúa como sumidero de carbono, absorbiendo y almacenando CO₂ durante su crecimiento. Un recurso que no daña el planeta. Una vez convertida en una edificación, consigue edificios sanos, transpirables, eficientes y de muy bajo impacto ambiental (si se la asocia a otros materiales compatibles como el algodón, el corcho o la celulosa).
Vienen años de cambios. Veremos muchos productos que incorporarán la madera como elemento para descarbonizar su huella (bienvenidos sean) y también veremos mucho ‘greenwashing’, para qué engañarnos. Incluso lo vemos en construcciones con madera, forradas y aisladas con materiales sintéticos derivados del petróleo (espumas de poliestireno, policloruros vinílicos…), sin tener en cuenta ni el impacto ambiental ni la falta de salud. Pero el futuro no va por ahí. El futuro del sector pasa por construir con materiales naturales y ecológicos, decisión que tiene unas ventajas innegables en términos de impacto ambiental y gestión sostenible de los recursos.
El cambio parece drástico, pero en nuestro país contamos con arquitectos y técnicos de primer nivel, con un gran legado en diseño y construcción. Sin embargo, en términos de normativas encaradas hacia sostenibilidad y actualización de regulaciones, siempre avanzamos más lentamente en comparación nuestros compañeros europeos.
Tenemos mucho trabajo por delante, pero pensémoslo bien y en términos económicos. Faltan pocos meses para que se aplique la nueva normativa, ¿vamos a seguir construyendo edificios que en cuestión de pocos años perderán de valor de mercado o es mejor comenzar ya a fabricar un futuro mejor? ¿Qué sentido tiene edificar un inmueble que va a quedar obsoleto en un lustro?
Nosotros llevamos años preparándonos para este momento. Hemos apostado por proyectar edificios con industrializados en madera y con materiales saludables desde nuestro nacimiento y el tiempo nos ha dado la razón. Vienen grandes cambios para el sector y nos hemos anticipado a ellos, demostrando que es posible proyectar edificios de manera realmente sostenible, eficiente y sana tanto para las personas como para el planeta.
La asociación considera que los problemas en gestión administrativa y la escasa aplicación de dichas ayudas no han resuelto las necesidades del sector.
“El aislamiento es el principio fundamental del estándar Passivhaus. Y el XPS, en determinadas aplicaciones, no tiene competencia”, afirma Fernando Sanhipólito.
Con un precio de 3,35 c€/kWh, la astilla de madera se mantiene como la opción más económica del mercado para sistemas de calefacción automatizados e instalaciones centralizadas. Le siguen el hueso de aceituna y el pellet, según la comparativa de Avebiom.
El 43% de los encuestados en el Observatorio UCI sobre Vivienda y Sostenibilidad considera su vivienda medianamente eficiente o incluso muy eficiente (41%), pero más del 80% del parque edificado se encuentra en las peores letras de la clasificación energética (E, F o G).
El programa Responsible Care es una iniciativa voluntaria de la industria química a nivel mundial cuya meta es prevenir cualquier impacto negativo en el entorno y en las personas, así como utilizar los recursos de manera eficiente y minimizar los desperdicios.
Esta ampliación de capital supone una inyección de 8 millones de euros que dotará al grupo de los recursos necesarios para acelerar su plan de crecimiento empresarial en los próximos cinco años.
Estos premios, impulsados por el Cateb, cuentan con el apoyo del Consejo de Colegios de la Arquitectura Técnica de Cataluña, el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España y Arquinfad.
El jurado destaca que los proyectos ganadores reflejan una generación de arquitectos en sintonía con la complejidad de la sociedad contemporánea.
Esta herramienta basada en la IA facilitará a las empresas del sector la consulta de información técnica relevante: desde propiedades de materiales y características del procesado, hasta manuales de uso y funcionamiento de distintos equipos.
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