De la mano de los GBC de Alemania (DGNB), Dinamarca (DK-GBC) y Austria (Ögni), Green Building Council España (GBCe) ha publicado el primer estudio de taxonomía de la Unión Europea que permite clasificar la sostenibilidad de los edificios, y cuya principal conclusión es que las empresas solo están “parcialmente preparadas” para los requisitos que marca la UE.
El informe final, que ya está disponible en la página web de GBCe, muestra que, por un lado, el mercado inmobiliario tiene que ponerse al día para procesar los criterios de taxonomía establecidos; y por otro, que algunos de los criterios de esta taxonomía también requieren mejora, ya que apenas pueden cumplirse en su formulación actual.
El estudio contiene recomendaciones concretas a la Comisión Europea y a los participantes del sector para facilitar una mejor aplicación de los criterios en el futuro
La taxonomía de la Unión Europea es un sistema de clasificación para las actividades económicas basado en la medición de la reducción de los impactos ambientales. El sector de la edificación tiene su propio conjunto de indicadores, que debe garantizar que en el futuro los desarrollos urbanísticos y de edificación sean más sostenibles. Por eso, el objetivo del estudio, en el que han participado 62 proyectos de diez países europeos, es examinar la comerciabilidad y la aplicabilidad de los criterios de la taxonomía sobre proyectos reales y determinar hasta qué punto las organizaciones del sector inmobiliario y financiero están preparadas para ello, o si necesitan crear capacidades para integrar el tratamiento de los criterios de la taxonomía en sus procesos.
El estudio recopila una experiencia inicial realista sobre el esfuerzo, los costes y los beneficios en relación con la aplicación de los procesos necesarios para la recogida de datos, e investiga qué valor añadido tienen las certificaciones existentes para cumplir los requisitos y facilitar la documentación. Además, contiene recomendaciones concretas a la Comisión Europea y a los participantes del sector para facilitar una mejor aplicación de los criterios en el futuro.
Las comprobaciones de la taxonomía específica de cada proyecto se llevaron a cabo en otoño del año pasado. De los 62 edificios, 36 estaban asignados al área de adquisición y propiedad, 22 eran edificios nuevos y cuatro eran rehabilitaciones. Había cuestionarios distintos para cada una de las tres áreas y los proyectos se distribuyeron entre 25 empresas diferentes.
La encuesta revela que tan solo uno de los 62 proyectos puede demostrar el pleno cumplimiento de la taxonomía en todos los criterios
Entre la principales conclusiones del estudio, la escasez de datos constituye una fundamental. La encuesta revela que tan solo uno de los 62 proyectos puede demostrar el pleno cumplimiento de la taxonomía en todos los criterios. Esto se debe en gran medida a las dificultades para cumplir los requisitos estipulados en los criterios. Sin embargo, en muchos casos, los participantes también carecen de los datos necesarios para poder demostrar su cumplimiento.
Mientras que más de la mitad de los proyectos del sector de la construcción nueva cumplen más de dos tercios de los requisitos, menos del 15% de los proyectos del sector de adquisición y propiedad lo consiguen. En este sentido, existe una gran necesidad de ponerse al día en el suministro de información en el ámbito de los procesos de adquisición y gestión de activos.
La escasez de datos en casi todos los proyectos es especialmente relevante en edificios residenciales y en las propiedades más grandes, mientras que las propiedades comerciales y los edificios más pequeños cuentan con más información.
También se observa que los edificios certificados están mejor preparados para los requisitos de la taxonomía. El tiempo necesario para completar la evaluación varía mucho, entre 2 y 25 horas por proyecto. También en este caso, los edificios certificados muestran ventaja sobre los no certificados.
“El estudio demuestra que el sector ha descuidado la cuestión de la transparencia durante demasiado tiempo”, afirma Christine Lemaitre, directora ejecutiva de DGNB. “Al fin y al cabo, con la certificación estamos captando información que debería estar ahí de todos modos y que es importante para evaluar la calidad de la sostenibilidad. En este sentido, esta conclusión es una buena noticia para todos los que se dedican a la certificación desde hace tiempo”, añade.
De acuerdo con las conclusiones de esta investigación, los criterios de la taxonomía en su versión actual solo se cumplen plenamente en los proyectos que ya tienen una calidad de sostenibilidad excepcional; proporcionan una buena base, pero aún queda trabajo para garantizar su aplicabilidad y comercialización, ya que hay numerosas cuestiones que no han podido ser abordadas todavía.
Por un lado, dada la urgencia de las cuestiones de “Proyección del clima” y “Adaptación al clima”, es necesario formular requisitos ambiciosos. Pero si son demasiado ambiciosos, la Comisión Europea perderá la gran oportunidad de utilizar la taxonomía para aprovechar el potencial de transformación del sector inmobiliario: “Si se crea la impresión de que los requisitos no pueden cumplirse de cualquier manera, también se produce una falta de motivación para ponerse a hacerlo en primer lugar”, asegura Lemaitre. Y añade: “Si pudiéramos conseguir una gama más amplia de proyectos a bordo, tendríamos un potencial mucho mayor para impulsar un cambio generalizado a través de esta vía”.
En todo caso, y como apunta Carlos Valdés, consultor independiente de ESG España, las recomendaciones contenidas en el informe serán útiles “no solo para las autoridades europeas, sino también para muchos actores de diferentes sectores relevantes para la cadena de valor de la construcción, como asociaciones comerciales, promotores inmobiliarios, empresas de construcción y fabricación, centros de formación y facultades técnicas. Todos ellos desempeñarán un papel importante en la concienciación de la importancia de los criterios de taxonomía de la UE para el sector de la construcción”.
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