El nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE), cuya modificación fue aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 20 de diciembre, viene a dar la razón a esta tendencia de mercado. El texto, según explicaba en su momento el Ministerio de Fomento (hoy de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana), es claro y contundente: “Los edificios nuevos que se realicen a partir de la entrada en vigor del nuevo reglamento, tendrán una alta eficiencia energética que supondrá una reducción del consumo de energía primaria no renovable de en torno a un 40% de media”. Pero… ¿cómo conseguir esta reducción del consumo de energía?
En una de mis primeras reuniones al poco tiempo de llegar a Aipex escuché por primera vez a los fabricantes hablar de las demandas de un mercado cada vez más exigente en materia de eficiencia energética y sostenibilidad. Ya en septiembre de 2017 todos los asociados de Aipex coincidían en que el aumento de la exigencia en la normativa conllevaría un incremento de espesores para el cual debían estar preparados.
Para frenar el consumo de energía se pueden tomar muchísimas medidas, desde la colocación de unos burletes en nuestras ventanas, alfombras en el suelo o mejora de calderas y todo tipo de instalaciones. Pero si hay una medida que contribuirá a disminuir esta demanda de energía es actuar en todas aquellas estructuras que puedan afectar al consumo de calefacción y aire acondicionado que suponen el mayor gasto de energía (y, por supuesto, la mayor emisión de gases contaminantes).
En otras palabras, significa la apuesta por el aislamiento de los edificios y así lo ha entendido el Gobierno. El nuevo articulado el Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE) propone una la mejora de “la calidad de las envolventes térmicas de los edificios y el fomento del uso de tecnologías más eficientes y sostenibles para su acondicionamiento, lo que permitirá alcanzar unas condiciones adecuadas de confort con el mínimo gasto energético”.
Mayores exigencias, mayores espesores
Uno de los factores en los que incide el reglamento es en el incremento de exigencias y, por tanto, en los espesores de aislamiento necesarios. Considerando una conductividad térmica del material aislante de 0,035 W/mK, como la que posee el Poliestireno Extruido (XPS), para muros y suelos en contacto con el aire exterior, los espesores recomendados van desde los 5 hasta los 14 cm y para el aislamiento de cubiertas, uno de los usos más extendidos del XPS, el nuevo CTE recomienda espesores de entre 5 y 17 cm. Se equiparan los requerimientos tanto para obra nueva como para proyectos de rehabilitación energética integral o reformas de menor calado.
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