El sector de la construcción en España crecerá en 2016, menos de lo esperado, pero crecerá. Así lo apunta el informe Euroconstruct presentado el pasado jueves, 24 de noviembre, por el ITeC en Barcelona. De esta manera, del 3,7% pronosticado en junio se pasa a un aumento de la producción de un 2,1% con respecto a 2015.
La brecha público-privada aumenta
La construcción está creciendo sobre el motor de la iniciativa privada; de la pública se sigue sin noticias. “La obra civil vive el momento de menor inversión en todo el histórico de la construcción española”, afirmó Josep Ramon Fontana, jefe del departamento de mercados del ITeC. En el otro extremo, el subsector residencial crecerá un 14% en 2016 y un 10% 2017, según recogen los datos del Euroconstruct. Crecimientos de dos cifras pero sobre una base muy alejada de las cifras de producción de antes de 2008. Por esa razón el director general del ITeC, Francisco Diéguez, afirmó: “La vivienda es el motor de crecimiento porque el resto de subsectores está muy mal, no porque esté creciendo mucho”.
¿Qué será de la construcción en 2017-2019?
En la previsión para 2017 el contraste entre promoción pública y privada permanece, apuntaron desde el ITeC. “Tener finalmente un gobierno operativo no desatascará por sí solo a la inversión, porque el auténtico problema de fondo es el presupuestario. Para contener el déficit se volverá a sacrificar más construcción de infraestructuras, con lo cual en 2017 solo se puede esperar crecimiento de la edificación, limitando la previsión al 3,2%”, señaló Diéguez. Una cifra que consideró “por debajo del potencial teórico del país”, ya que teniendo en cuenta lo “deprimida” que está la producción de construcción no debería tener dificultades para crecer a más velocidad. Para el horizonte 2018-2019 se espera un progresivo reequilibrio: la edificación se desacelerará, pero la ingeniería civil cuando menos contendrá su caída, lo suficiente para que el crecimiento pase del 3,4% en 2018 al 3,6% en 2019.
Empuje de la inversión extranjera, ¿hasta cuándo?
La demanda de vivienda residencial que está alimentando el motor de la construcción es “circunstancial”, recordaron desde el ITeC, compuesta principalmente por fondos de inversión extranjeros que encuentran en el ladrillo una rentabilidad mayor de la que ofrecen otros productos financieros. De esta manera, el mercado queda más expuesto a cambios repentinos que redirijan el interés de los inversores hacia otras alternativas, con lo que la previsión se vuelve más conservadora: 6% en 2018, 5% en 2019.
A la no residencial le cuesta arrancar
La edificación no residencial se recupera con más dificultades que la vivienda. En 2015 aún se estaban registrando descensos (-2,6%) y ha sido preciso esperar hasta 2016 para presenciar un cambio de signo (1,5%). Continúa la intensa actividad en el mercado inmobiliario no residencial, pero la demanda está propulsada básicamente por fondos de inversión que parecen limitarse a operar con el stock disponible, y pese a que ya hay signos de escasez en los estratos con más potencial, aún no se percibe un repunte claro de los desarrollos de nueva planta.
¿Cómo explican esta situación desde el ITeC? La incertidumbre política solo tiene una parte de razón, apuntaron. “Probablemente a los promotores les estén disuadiendo más las dificultades para encontrar financiación, o las dudas sobre cuánta demanda finalista aflorará en el futuro inmediato si la economía se desacelera”, destacaron. En esta atmósfera ambigua, las previsiones son positivas, pero pasando del 4% de 2017 al 3% de 2019.
Obra civil, recaída después de las elecciones
“La vuelta al crecimiento de la ingeniería civil durante 2014 y 2015 fue tan solo un episodio efímero al calor del intenso calendario de elecciones”, destacó Diéguez. En 2016 ya se puede hablar abiertamente de recaída. El largo paréntesis de gobierno en funciones ha sido muy condicionante, pero el auténtico factor crítico para la inversión española en infraestructuras son los nuevos límites de déficit recién pactados con Bruselas. Antes incluso de tener constituido el nuevo Gobierno, el Ejecutivo en funciones ya ha tomado severas medidas de contención, reduciendo la cartera de nuevos proyectos y bajando el ritmo de las obras en ejecución. El impacto sobre la actividad constructiva es muy contundente ya en 2016 (-11%) y probablemente se extienda a 2017 (-6%). “En un entorno de economía en desaceleración y con la amenaza de sanciones por sobrepasar los umbrales del procedimiento de déficit excesivo, no esperamos demasiada reacción positiva ni en 2018 (1,2%) ni en 2019 (3,5%)”, señalaron.
Europa, demasiadas excepciones
La nueva estimación para la producción europea de construcción para 2016 es del 2%, seis décimas menos que en la previsión publicada a mediados de año. Pero el auténtico problema no es tan solo el crecimiento que se esperaba y que no se ha materializado, argumenta el informe Euroconstruct, sino que tras esa media europea aparentemente robusta se esconden demasiadas excepciones: seis países que experimentan caídas (Polonia, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Portugal y, por un pequeño margen, también el Reino Unido) más el segmento de la ingeniería civil que sufre una recaída.
En 2017 el crecimiento de la construcción repetirá su comportamiento, con un 2,1%, “teniendo en cuenta que una parte del mercado podría estar aprovechando la ventana de oportunidad que genera la combinación de crédito asequible y una mejor predisposición a invertir en edificación como opción refugio”, explicaron desde el ITeC. “Pero estas condiciones pueden ser efímeras y difícilmente se podrán mantener más a largo plazo. El factor que serviría para acabar de asentar al sector es la demanda pública, la cual se confía que mejore, pero aún parcialmente y dependiendo de los países”, advirtieron.
Con estas bases tan dudosas, el avance que se espera para 2018-2019 oscila entre el 2,1% y el 2,2%. En todo caso, si la previsión se termina cumpliendo, el sector construcción europeo llegará a 2019 tras haber encadenado seis años consecutivos de crecimiento, lo que situaría al nivel de producción tan solo un 3% por debajo de los promedios del periodo 1995-2015.
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