Conocida hacia mediados de año, la propuesta del nuevo DB HE elaborada por Fomento insiste, en primer lugar, en que el ahorro de energía es conseguir un uso racional de la energía necesaria para la utilización de los edificios, reduciendo a límites sostenibles su consumo, y conseguir, asimismo, que una parte de este consumo proceda de fuentes de energía renovable, como consecuencia de las características de su proyecto, construcción, uso y mantenimiento. Todo demasiado ambiguo, indeterminado. La propuesta elimina los requisitos sobre demanda energética y tampoco sigue la recomendación de que las energías renovables cubran en muy amplia medida los requerimientos (demanda) de energía casi nulos.
Desde Afelma solemos decir que o convergemos con los países más desarrollados de Europa en eficiencia energética o seremos menos competitivos, padeceremos más pobreza energética y la factura individual y colectiva será más elevada. Seamos lógicos: si solo con el clima, sin normas, España necesita menos energía para calentar una casa que Francia o Alemania, con las normas de eficiencia la diferencia del consumo, al menos, debería mantenerse. Y no es así. La ventaja climática la tiran por la borda las exigencias térmicas de la edificación.
Los datos hablan por sí solos. Nuestra primera norma térmica data del año 1979. La Ley 38/1999 de la Edificación preveía aprobar en 2002 el CTE, pero se aprobó en 2006 y debía actualizarse en 2011, pero lo hizo en 2013. Francia actualiza su norma cada cinco años. Todos estos retrasos afectaron y afectan a las prestaciones del 58% de las 25 millones de viviendas que están construidas sin ninguna exigencia térmica. Porcentajes que se elevan al 93% si se tienen en cuenta las viviendas construidas antes del CTE.
Debemos mejorar
Mejorar es, primero, definir un marco normativo equivalente, en rehabilitación y obra nueva, al de otros países líderes de la UE, porque son las normas las que orientan el mercado y lo impulsan hacia su superación o retroceso. La comparación con Francia ilustra cómo se pierde la ventaja del clima. La norma francesa sitúa la demanda de calefacción de viviendas unifamiliares en 10 kWh/m2, frente a los 35 kWh/m2 de España y las plurifamiliares en 15 kWh/m2 frente a 28 kWh/m2, en muchos casos viviendas situadas en idéntica zona climática. Además, la norma debe abordar la definición (que no sea pura tautología) de los Edificios de Energía Casi Nula (EECN), estándar de construcción para 2050, pero que afectará a los edificios públicos desde finales de 2020.
También debemos mejorar, y mucho, en renovación, porque a fi de cuentas el lastre energético del futuro será el que tiene su origen en los edifi actuales y el derivado de los edifi envejecidos. Por eso es relevante que cuanto antes defi lo que se entiende por EECN, para no volver a cometer el error de dejar llegar al mercado edificatorio que se sabía que se construían con criterios obsoletos, como ocurrió con los millones de viviendas realizados en plena burbuja, hasta 500.000 por año.
Pero, según las estimaciones del Grupo de Trabajo sobre Rehabilitación (GTR), en 2020 solo se habrá intervenido en el 1,79% del parque, y a medio (2030) y largo plazo (2050) las cosas no mejoran, ya que se prevé la intervención en el 0,02% y 0,03%, respectivamente, de los edificios residenciales. Con esto ya estábamos lejos del cumplimiento de la Directiva Europea 27/2012 y, ahora, bajo la nueva regulación comunitaria, no parece que vaya a ser diferente.
La actualización del DB HE que se avecina
Lo que se vislumbra del nuevo DB HE nos permite aventurar que no avanzaremos hacia la convergencia con otros países europeos en materia térmica. La nueva regulación europea debería servir a España para saldar sus deudas históricas en materia de eficiencia energética. Pero…, para ser coherentes con la Directiva Europea de Eficiencia Energética, lo primero es reducir la demanda, haciendo que la energía requerida (demanda) sea casi nula. En segundo lugar, siguiendo la orientación de la norma europea, se requiere que la pequeña cantidad de energía requerida (demanda) se cubra mayoritariamente con energía renovable.
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