La Fundación La Casa que Ahorra acaba de presentar cuatro estudios que abordan la rehabilitación desde enfoques relacionados con la economía, la salud y el medio ambiente, habiendo contratado para su realización a institutos de reconocido prestigio como el Centro Nacional de Energías Renovables (Cener), el Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña (ITeC) y el Instituto de Investigación en Energía de Cataluña (Irec).
Bajo el epígrafe “Una visión integral de la rehabilitación: Sus efectos en la economía, la salud y el medio ambiente”, se dio a conocer hace unos días el contenido de estos trabajos de investigación, que fueron expuestos por los responsables de los proyectos, bajo la coordinación de la Fundación La Casa que Ahorra.
La presentación del estudio medioambiental, titulado “El impacto de la rehabilitación energética en el sector residencial en la consecución de los objetivos ambientales de España”, corrió a cargo de María Fernández Boneta, Research Project manager en Cener. El objetivo del estudio era evaluar si seremos capaces de conseguir los objetivos medioambientales a largo plazo, tanto a causa de la actual carencia de rehabilitación de vivienda como por la escasa autoexigencia en materia de eficiencia energética cuando se rehabilitan viviendas.
Las conclusiones obtenidas han puesto sobre la mesa que el problema no se solventará con actuar solo en uno de los frentes, pues hay que poner en el punto de mira un ritmo de rehabilitación mucho más ambicioso -multiplicando por más de 12 el actual-, a la vez que una exigencia muy superior por lo que hace referencia a eficiencia energética. En resumen, para llegar a cumplir con los compromisos COP21 (pendientes en España todavía por la eventualidad del Gobierno hasta hace poco) “hay que dar un salto cuantitativo y cualitativo de vértigo, y habrá que legislar adecuadamente en medidas de fomento y acompañamiento, y a su vez, equiparar la vivienda rehabilitada a un NZEB (Edificio de Bajada Demanda de Energía)”, explicó María Fernández.
El impacto de la rehabilitación en la economía, tanto desde la visión macro como microeconómica, está contemplado en dos estudios que fueron presentados por Licinio Alfaro, responsable del Departamento de Construcción Sostenible en ITeC. En “La rehabilitación energética planteada como inversión”, la Fundación La Casa que Ahorra propone la siguiente disyuntiva: el dinero, ¿mejor en el banco? ¿o como en casa en ningún sitio”. Según argumentó Licinio Alfaro, la diferencia de rentabilidades entre invertir en una rehabilitación de fachada con criterios de eficiencia energética ambiciosa o hacer una aportación a un Plan de Pensiones por parte de una persona de 50 años “no admite comparación, pudiéndose afirmar que una inversión en la mejora de las prestaciones térmicas de la fachada se convierte en un plan de pensiones vitalicio, cosa impensable para un plan de pensiones habitual”.
En cuanto al estudio “Costes de oportunidad en el mercado de la rehabilitación de fachadas”, se expuso la realidad actual de pérdida de oportunidad cuando se instala un andamio y que en solo el 15% de las obras se actúa sobre la mejora de las prestaciones térmicas de la fachada. Así, se expuso que si en los cinco últimos años en lugar de actuar en la fachada solo en el 15% se hubiese hecho en el 85% (como de hecho debería exigirse por ley), el ahorro que ello hubiese significado en combustible equivaldría a un mes de calefacción gratis para toda España, con lo consiguiente mejora de la dependencia energética que ello implica en nuestra balanza comercial.
Otro dato que se puso de manifiesto es que el sobrecoste de instalar el adecuado aislamiento incrementa apenas en un 30% el coste de la actuación global, frente a una reducción en la factura energética asociada a calefacción de casi siete veces superior a la reducción media actual.
Abordar los efectos que la rehabilitación tiene en la salud es el eje central del cuarto y último estudio presentado por la Fundación La Casa que Ahorra. En “Estimación del efecto de la rehabilitación energética en la salud de las personas. Visión Económica”, Jaume Salom, director de Energía Térmica y Edificación en Irec, explicó cómo diferentes problemas o patologías de las viviendas pueden tener una influencia sobre la salud, llegando incluso a aumentar la mortalidad.
Algunas de estas problemáticas están relacionadas con temperaturas frías en invierno, altas temperaturas en verano, problemas de humedades y hongos, bajos niveles de calidad del aire y altos niveles de ruido. Pero en un paso más allá, el estudio pone sobre la mesa el coste sanitario y laboral (por ejemplo, bajas) que implica para la Administración la escasa calidad de vivienda en algunos tramos de la población, concluyendo que “si el Estado subvencionase en un 50% las obras de rehabilitación energética del 1,5 millones de viviendas que gastan más del 10% de sus ingresos en energía (pobreza energética), ese dinero retornaría a las arcas estatales en 16 años”.
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